domingo, 1 de diciembre de 2013

Pequeñas mariconadas entre heteros: Quedadas para pajearse.


Durante estos años he leído y escuchado a muchos gays que fueron descubriendo el premio que les había tocado durante la adolescencia, e incluso durante la madurez. Bien, mi caso fue totalmente contrario. Desde que tengo uso de razón, siempre recuerdo haberme sentido atraído por lo mismo que me colgaba a mí ahí debajo.

Eso me supuso algunos problemas, y pero también ventajas. Rodeado de mis amigos heteros, acepté resignado la misión de infiltrarme en sus filas, hacerme pasar por uno de ellos, y de paso, disfrutar y entender su forma de llevar la sexualidad.

Ahora toca hacer un repaso de las distintas etapas sexuales por las que pasan todos los niños (y niñas). Aunque ya adultos pueden ser perfectamente heteros o (im)perfectamente gays, durante su camino a la adolescencia las cosas son bastante más borrosas, y cuando se trata de explorar la sexualidad, todo se vuelve más flexible.

Una de las primeras veces que me encontré rodeado de nabos, fue en esas míticas quedadas hetero para ver porno y pajearse (cada uno su polla) bajo el más absoluto secretismo. Porque sí amigos, existen y son bastante gayer. En este caso, el ritual consistía en juntarse un grupo de 5 o 6 tíos en una casa donde el canal plus se encontrara perfectamente pirateado, con su pornografía accesible.

Nos repartíamos estrategicamente por los sofas. Este paso era muy importante, pues los sofás traseros permitían ver de reojo tanto la tele como las pollas de tus amigos sentados en los sofás más próximos a la televisión. Mientras que estos últimos eran para aquellos que preferían centrarse en ver porno, y a la vez dar a conocer que su polla era la más larga, y por tanto ellos eran los más machos.


Perfecta recreación de una quedada hetero.

Al contrario de lo que pudiera parecer, yo siempre solía sentarme en los sofás más adelantados, los de recibir las miradas. Lo hacía así para evitar tentaciones y no levantar sospechas...y que coño, normalmente tenía el rabo más largo.

Una vez sentados, y mientras la tía comenzaba a chuparsela al tío, los bultos comenzaban a crecer, (mirando única y exclusivamente la televisión), nos desabrochábamos las braguetas y sacábamos los nabos duros a relucir, pajeándonos poco a poco.


La técnica de pajeo X o cruzada está prohibida en una quedada entre heteros.

Mientras, estaba permitido realizar algunos comentarios hetero como:

-Joder, menudas tetas/coño.

-Ufff (y onomatopeyas de placer derivadas).

-Menuda guarra (en el sentido positivo de la palabra).

Sin embargo, de vez en cuando, también se podía escuchar algún comentario ligera e implícitamente gayer como:

-Madre mía, con eso la va a reventar (en referencia a un derivado de Nacho Vidal)

-Menuda tranca tiene el cabrón (en referencia al propio Nacho Vidal)

Durante el pajeo en sí, y esto era bastante obvio, de vez en cuando se intercambiaban miradas. No eran miradas hambrientas, tan sólo repasabas el tamaño de tu compañero de sofá para comprobar si tú tenías la polla reina, o tenías un garbancito más.


En mi cabeza sólo veía esto.

Algo más explícitas eran las miradas si en la sala se encontraba algún amigo más mayor y pollón. Recuerdo una vez que se nos unió un colega que rondaba ya los 17. El cabrón ni siquiera eligió un sofá próximo a la televisión, se sentó en un puf pegado a la televisión y se sacó de la bragueta 20cm de carne adolescente. Aquello sembró el caos, ni siquiera mis amigos podían apartar la vista de lo que en su momento nos pareció algo aterrador y mágico a la vez.

Siguiendo con la etapa de pajeo, también era común realizar bromas (BROMAS) inocentes como:
-¿Me ayudas? -me preguntó una vez mi compañero de sofá.
Yo me aparté fingiendo horror mientras todos reíamos por el cachondeo.

Otro punto a destacar era la temática de la película porno ¿lesbianas o pareja hetero? Normalmente las parejas de lesbianas resultaban "aburridas" a mis amigos. Pero este es un tema que  analizaré en un futuro post.

Cuando habían pasado 20 minutos dándole a la manivela, comenzaban las corridas. Normalmente eran bastante aburridas y silenciosas, tu compañero se tapaba con papel el nabo, se levantaba, y retiraba al baño como si nada. Ahora bien, también recuerdo una de las mejores experiencias durante esta etapa:

En una de las pocas veces que me tocó sentarme en los sofás con panorámica nabal, mi compañero de sofá no supo preever bien cuando se iba a correr, y unos segundos antes de ello me pidió acelerado que le pasara el papel. Hice lo que me pidió , y mientras lo tomaba con una mano, con la otra siguió pajeándose hasta que comenzó a correrse de una forma brutal, casi jadenado, mientras yo observaba con la excusa del bendito papel. Tras limpiarse bien el sable, me dedicó una sonrisa y yo le contesté con un "Que cabrón" de la forma más hetero que pude.

Y en resumen, este ha sido el reporte de mi infiltración como una más durante las quedadas hetero-paja. Unos rituales erotico-festivos con un punto de tristeza. Porque estoy seguro de que si les hubiera propuesto comersela uno a uno en aquellos sofás, la mayoría hubiera accedido bajo los efectos del control de su nabo. Ellos se lo pierden.

6 comentarios:

  1. Pues yo pensaba que eso de las pajas grupales heteros eran una leyenda urbana o el argumento de una peli porno gay... Tenías que haber aprendido algo del porno y haberse chupado alguno, seguro que se dejaba. Vuelve a reunirles para acabar la historia con erótico resultado!

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  2. Nada me gustaría más! Pero una vez pasas los veinte, fingimos que estas cosas nunca han pasado, y son tabú absoluto.

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  3. Que cosas !
    También pensaba yo que era una leyenda urbana, jajaja... porque yo no he pasado por esa singular experiencia.
    Sigue contandonos cosas, que son muy interesantes ;-)

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  4. yo aún me pajeo con colegas, pero en grupos mucho más reducidos, a lo sumo somos 3 y por lo general solo 2. Se pone porno, se hacen un par de comentarios calenturientos, se le pregunta si está empalmado y luego se dice que no se puede más y te sacas la polla durísima si es que el otro no termina de animarse. M´´as tarde o mças temprano se saca la polla y se la casca a tu lado. Yo me las hago hasta con colegas que tienen novia, y con muchos nos las miramos, comparamos y medimos, ¡hasta competimos por ver quiéns e corre antes o expulsa el semen más lejos! me ecanta!

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  5. Pues a mi me encanta ver pollas

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